Mantenerlas separadas es clave para desarrollar la enfermedad
No se sabe por qué en unos se juntan y en otros, no
EL PAÍS Madrid 7 AGO 2013 - 19:50 CET4
Los componentes están ahí, pero el cóctel no tiene por qué producirse. Es la conclusión de un trabajo básico (no por lo sencillo, sino porque le falta un largo recorrido para un posible uso clínico) que publica Neuron y que explica la causa última por la que unas personas tienen alzhéimer y otras, no. La razón fisiológica lleva a lo que ya se sabe: la acumulación de unas proteínas, las llamadas beta-amiloides, en el cerebro que llevan a una pérdida de funcionalidad de las neuronas. Pero estas proteínas no vienen de la nada. Como en todos los procesos biológicos, son el resultado de una larga cadena de procesos, y ahí está la clave.
En concreto, los investigadores de la Universidad de California en San Diego han estudiado el paso previo a la aparición de las beta-amiloides, y esto les ha llevado a otras dos proteínas. Una, su origen natural, las llamadas proteínas precursoras del amiloide (APP) –un nombre bastante obvio, como puede verse-; la otra, la enzima (otro tipo de proteína) que la transforma, la llamada beta-secretasa (BASE).
La conclusión de los investigadores es que todos tenemos abundantes copias de ambas. Pero lo que hace que unas personas desarrollen alzhéimer y otras no es su capacidad para mantenerlas separadas. Se trata de un sistema de regulación bastante extraño en la bioquímica, ya que no obedece a moléculas protectoras o algo similar, sino a simple cercanía física. Como dice el investigador Subhojit Roy, es como tener la dinamita y la cerilla: se trata de que no se toquen.
El estudio se ha hecho en cultivos celulares de neuronas del hipocampo de ratones y personas. Y en él se ha visto otra cosa: la proximidad se puede forzar, por ejemplo, aumentando la actividad eléctrica de las neuronas.
Las conclusiones son, desde un punto de vista teórico, sencillas: si se consigue impedir que ambas proteínas, la APP y la BASE se junten, se evitará el alzhéimer. El problema está, primero, en que hay que actuar dentro de las neuronas cerebrales. El segundo, que esto debe hacerse sin alterar otras funciones. “Es un abordaje poco convencional”, admite Utpal Das, posdoctoral del laboratorio y primer firmante del artículo.
El trabajo también plantea otras vidas de estudio: qué circunstancias de la vida de una persona –dieta, ejercicio, contaminantes, infecciones, genes- es determinante para que el proceso de acercamiento entre ambas proteínas se produzca o no, lo que podría llevar a prevenir la enfermedad.
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