Brasil y España se juegan la gran final de la Copa Confederaciones y el nuevo reinado futbolístico
Gabriel Sans 30/06/2013 08:57
La selección más laureada de la historia, la pentacampeona del mundo, contra la selección más venerada de la actualidad. Brasil contra España en la final de la Copa Confederaciones.
El 'jogo bonito' contra el tiqui-taca, el partido más ansiado y esperado por todos desde que diera comienza el torneo el 15 de junio. Hay en juego la hegemonía de la Roja y el resurgir brasileño. Y para otorgarle mayor simbolismo, el remodelado y legendario Maracaná, abarrotado y gritón, como escenario de una batalla emocionante y exquisita.
El mejor cartel futbolístico. Con Neymar y con la legión de jugones internacionales del Barça que dentro de muy poco correrán en el mismo sentido. Dos estilos y una misma idea ofensiva.
Catorce años después de la última vez y a medianoche, la selección española tratará de alargar su reinado mundial, de demostrar que esta generación de cracks no tiene fin. Vienen de encadenar dos Eurocopas y un Mundial y la ConfeCup en tierras del fútbol espectáculo sería el cierre de otro círculo virtuoso.
Para Brasil representaría su tercer torneo consecutivo, lo nunca visto hasta ahora, pero sobre todo establecer un nuevo orden futbolístico a un año del Mundial 2014. Luiz Felipe Scolari, campeón mundialista en 2002, pilota la nave brasileña. Vicente del Bosque, el buque insignia.
Ninguno de los dos equipos llega en su mejor versión. Brasil está en fase de construcción. Arrinconados símbolos como Kaká y Ronaldinho, la 'seleçao' se está edificando partiendo de la nueva hornada de talentos. Thiago Silva y Dani Alves son los veteranos, pero el patrón es Neymar, de apenas 21 años.
Scolari no esconde sus secretos. Mismo once titular, mismo sistema de juego pero con el incordio de las subidas de los laterales y la libertad de movimientos ofensivos. Y hasta ahora no le ha ido mal, aunque México primero y Uruguay después le discutieron su forma de actuar. Competitivos, físicos y con mucho veneno en los metros finales. Thiago Silva, con ungolpe en el muslo, y Paulinho, aquejado de una gripe, son dudas sobre el papel. Nadie imagina un Brasil sin ellos.
Espana se plantará en la final con los pies escocidos después de una prórroga de treinta minutos y la exigencia emocional de los penaltis. Eso, y un día menos de descanso que Brasil para preparar la finalísima. Abonado a los inventos, el once de Del Bosque es un enigma, aunque Italia demostró cómo se le puede jugar.
Pinta que Javi Martínez regresará al once para secar el talento atacante brasileño y que Cesc volverá a ser el referente anárquico que tan buen resultado está dando. Su verticalidad y asociación son una garantía. La punta de lanza para Torres o Soldado. Los cuidados médicos a Piqué y Sergio Ramos son la única preocupación.
Pero todas las miradas estarán puestas en Neymar e Iniesta, los dos más destacados hasta ahora en esta ConfeCup. Cada uno en su tarea. El delantero definiendo y decidiendo, con goles y asistencias, con driblings inimaginables.
El de Fuentalbilla, desparramando su magia allí por donde atraviesa. Una seducción que cautiva en Brasil, donde tratan de adoptarle. Hoy estarán frente a frente, dentro de muy poco formará la mejor banda izquierda del mundo.
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