miércoles, 26 de junio de 2013

Una senadora llama "tercermundista" a un avión de apenas seis años de antigüedad

 
El Rastreador


La senadora pontevedresa Ángeles Marra se deshizo en críticas sobre los aviones de Air Europa que vuelan a Galicia pese a que el aparato y la tripulación eran de primera categoría
La política sufrió un aterrizaje de emergencia y al aterrizar se despachó por twitter ante los "peligros" y la injusticia que suponía tener que viajar en un avión de turbohélice
Un ATR72 turbohélice.
Un ATR72 turbohélice.
Tercermundista es un concepto que se usa con demasiada alegría cuando una cosa no parece correcta o convencional. Se tacha de tercermundista una calle con baches, a un parque poco cuidado, a una cola demasiado larga o situaciones similares que solo denotan una pequeña brecha en la perfección exigida en el primer mundo. Sorprende, en cualquier caso, que el término se use por parte de un político de categoría, tanto como senador, para definir, nada más y nada menos, que a la aviación española. Así lo hizo este mismo lunes la senadora pontevedresa, Ángeles Marra, que tildó de “tercermundistas, peligrosos y de infarto, los vuelos de Air Europa a Vigo”.
La historia se remonta al lunes, cuando la senadora del PSdG-PSOE embarcó en un vuelo de Air Europa, operado por la compañía española Swiftair en un turbohélice ATR72. El aparato despegó de Barajas alrededor de las 18 horas y una vez en el aire, un problema de motor hizo que el avión aterrizase por la misma pista por la que había despegado tras coordinar el comandante del aparato con la torre de control un aterrizaje de emergencia, tomando tierra sin problemas a las 18:26.
En cuanto estuvo en tierra, la senadora envió inmediatamente un tuit tachando de “tercermundista y peligrosa” a la compañía y llegando incluso a ver como una “injusticia” que Air Europa programe vuelos en aviones turbohélice y no a reacción, exigiendo su retirada para estas rutas. A las 20 horas, todo el pasaje ya estaba en un aparato idéntico, de nuevo rumbo a Vigo.
Es de suponer que una Senadora, a la que se le supone viajada, por lo menos desde su provincia hacia Madrid y viceversa (aún siendo lunes por la tarde) se deshaga en criticar de esta guisa a unos pilotos bien entrenados y a un avión moderno. El aparato en cuestión es un ATR-72 de la serie 500, matrícula EC-KKQ, con menos de seis años de edad, fabricado en Toulouse por “Avions de Transport Régional”, participada al 50% por Finmeccanica y EADS. Se trata de uno de los más de 1.100 aparatos fabricados y que vuelan por todo el mundo para compañías aéreas de México, EEUU, Brasil, Colombia, Suiza, Vietnam, India, Serbia, Irlanda o Francia.
En España, además de en Swiftair, los ATR vuelan para dos aerolíneas: Iberia Regional/Air Nostrum y Binter Canarias. Estas dos compañías son la columna vertebral del transporte aéreo interinsular: Binter opera cada día 140 vuelos entre todos los aeropuertos canarios con sus 17 ATR72 y Air Nostrum  unos 40 entre Palma, Menorca e Ibiza con sus 10 aparatos de este modelo, además de varias rutas desde Melilla y otros enlaces en la península en rutas de poca densidad.
Air Nostrum y Binter han sido reconocidas en varias ocasiones con premios a su alta calidad, sus aviones reciben el mantenimiento necesario y sus tripulaciones reciben formación continua para hacer frente, precisamente, a situaciones como la sucedida ayer en Barajas. Por su parte, Swiftair, aun no siendo una compañía tan conocida en el mercado español, tiene gran  prestigio a nivel internacional al ser una aerolínea de referencia en el sector de la carga aérea y también en el de personas, con un buen número de contratos de Naciones Unidas para transporte de personal y ayuda humanitaria a países, esta vez, si, del tercer mundo, pero con exigencias técnicas y de calidad occidentales.   
Así pues, una persona de relevancia y responsabilidad pública ha calificado como ‘tercermundista’ a un avión de matrícula española, con menos de seis años de antigüedad y tripulaciones resolutivas, en un escenario tan difícil para el sector aéreo nacional.

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