MADRID- Es difícil en los últimos tiempos que Gobierno, patronal y sindicatos se pongan de acuerdo en algo. Pero lo que no han logrado los graves problemas económicos del país lo ha conseguido la UE, cada vez más denostada por la ciudadanía del sur de Europa. No, rotundo y sin matices. Ésa fue la respuesta que dieron ayer los tres estamentos a la sugerencia del comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, Lászlo Andor, de implantar un «contrato único abierto» para frenar el elevado desempleo que hay en el país, sobre todo el juvenil, y acabar de forma definitiva la segmentación del mercado laboral.
Reunidos con motivo de un desayuno informativo organizado por Europa Press cuyo protagonista era el presidente de la CEOE, Juan Rosell, los consultados descartaron uno tras otro, por distintas razones, el planteamiento de Andor. «No entra dentro de la doctrina constitucional española», afirmó la ministra de Empleo, Fátima Báñez, que recordó que el Gobierno ya se planteó esta alternativa cuando trabajaba en la reforma del mercado laboral y la descartó el año pasado. Báñez, como viene haciendo el Ejecutivo en los últimos meses pese a que las cifras de paro no le acompañen mucho, defendió las nuevas modalidades de contratación que ha introducido Empleo porque, a su juicio, están funcionando. «Hemos reducido la dualidad de los contratos, con tres puntos menos de temporalidad en un año tan difícil como 2012», resumió.
Despido barato
UGT y CC OO, como hizo también Rosell durante su intervención [más información en páginas 10 y 11], tampoco quieren esta modalidad de contrato, aunque por diferentes razones. Para Cándido Méndez, secretario general del primero, se trata de una intromisión de la UE en asuntos en los que no tiene competencia. Además, su opinión es que el contrato único ya existe dentro de la reforma laboral española y es el contrato para emprendedores de las pymes de menos de 50 trabajadores. Para su colega de UGT, Cándido Méndez, no se trata más que de un intento «indisimulado para precarizar aún más» el mercado laboral español. Supondría, dijo, una invitación a las empresas a despedir a los trabajadores más jovenes «sin causa y casi gratis total».
Algunos, aunque pocos, sí que defendieron las bondades del contrato. Entre los grupos políticos, sólo UPyD lo defendió como la única manera de «desbloquear» el mercado laboral y el problema del desempleo en España, ya que facilitaría la creación rápida de empleos y favorecería la salida de la crisis.
Miguel Martín, presidente de la Asociación Española de la Banca (AEB), tampoco ve con malos ojos una propuesta que han hecho economistas «brillantísimos». Algunos de los que colaboran con Fedea se encuentran entre ellos. Este centro de análisis presentó a finales de 2010 una propuesta para crear un contrato de este tipo que su investigador sénior, José Ignacio Conde Ruiz, volvió ayer a defender como opción para acabar con la dualidad del mercado laboral español y su elevada temporalidad. «Como país, podemos decidir cuáles son los problemas de nuestro mercado laboral y buscar soluciones propias, como ésta, para solucionarlos, o esperar 20 años a que otros lo pongan en marcha para ver si funciona mientras seguimos con el problema», declaró.
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