HACIENDO HISTORIA DEL " CASO TERRA MITICA"
Bingo en el «caso Terra Mítica»
POR I. RODRÍGUEZ DE LA TORREVALENCIA. La investigación judicial del «caso Terra Mítica» amenaza con eternizarse. El celo de algunos abogados hace que cada paso que da magistrado desencadene un aluvión
Actualizado 27/02/2008 - 11:31:02

La investigación judicial del «caso Terra Mítica» amenaza con
eternizarse. El celo de algunos abogados hace que cada paso que da magistrado
desencadene un aluvión de recursos. Especialmente controvertida está siendo la
designación de un inspector de la Agencia Tributaria para que audite las
facturas y determine si obedecen a obras ejecutadas, decisión que forzará la
intervención en el caso de la Audiencia Provincial.
Entretanto, el Juzgado de Instrucción número 3 ha organizado una
especie de bingo para elegir por sorteo al inspector, decisión que ha despertado
los recelos de las partes, que aprecian un excesivo dirigismo de la Agencia
Tributaria en la práctica de esta diligencia.
En un intento por desbloquear la situación, el titular del juzgado
ha decidido convocar a las partes a lo que en lenguaje jurídico se denomina
«insaculación», que no es sino un sorteo para decidir qué inspector de los
propuestos por la Agencia Tributaria realizará la prueba pericial requerida por
la fiscal. Tendrá lugar el 11 de marzo, en la sala multiusos de la Ciudad de la
Justicia. Allí, en una bolsa o recipiente, se meterán los papelitos con los
números con los que se identifican los inspectores y se extraerá uno. Si se
abstiene o es recusado, se designará al siguiente, y así sucesivamente, dando
preferencia a los de Valencia, luego Castellón y finalmente Alicante.
El letrado de Vicente Conesa, presunto cerebro de la trama de
facturas falsas a la que se imputa un fraude de 4,4, millones de euros, ha
puesto el grito en el cielo ante el proceder de la Agencia Tributaria. Dice que
Hacienda quiere «dirigir» la elección del inspector por parte del juez y por eso
mantiene el anonimato de los funcionarios a los que identifica con un número.
Esta prevención, añade, sólo ha de tenerse con los Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad.
Insiste en que sólo así se explica que Hacienda «proponga» a siete
funcionarios, pese a que existen cien. «Llama la atención que de los 40
adscritos al área de inspección tributaria, excluya nada menos que a 33 porque
dice que son jefes. Curiosa circunstancia: 33 jefes y 7 subordinados...». El
letrado invita al juez a hacer una «reflexión» sobre las causas de esa «suerte
de temor o recelo» de la Agencia Tributaria «sobre la elección que pueda hacer
el instructor» y exige un listado de inspectores con nombres y apellidos.
Recurso ante la Audiencia
Los que recurren son casi siempre los mismos: el abogado de Conesa;
el de Francisco Escoto, otro de los empresarios con más facturación; el de
Miguel Navarro, ex director general de Terra Mítica y los letrados del propio
parque temático.
Todos recurrieron la designación de un perito: se oponen a que la
Agencia Tributaria, que ejerce la acusación, sea juez y parte; dicen que un
inspector no puede ser perito; que está contaminado y que, sea quien sea, está
en entredicho su imparcialidad por la mera dependencia jerárquica que tiene
respecto de los responsables del organismo para el que trabaja y que no es otro
que el que denunció el presunto fraude; el juez desestimó el recurso de Terra
Mítica e inadmitió los otros por entender que se habían presentado fuera de
plazo; luego rectificó, los admitió a trámite pero los rechazó. Creía que la
petición del fiscal estaba justificada teniendo en cuenta la complejidad de la
causa. Los letrados han vuelto a recurrir, decisión que provocará una nueva
dilación por cuanto supone forzar la intervención de la Audiencia Provincial
para que resuelva esta discrepancia. Y el caso comenzó a instruirse en noviembre
de 2005.
El juez del caso Terra Mítica ha convocado un sorteo para elegir al
inspector de Hacienda solicitado por la fiscal para auditar las facturas. La
resistencia de la Agencia Tributaria a dar los nombres de los inspectores
despierta los recelos de los abogados defensores, que adivinan una maniobra
«extraña»
ROBER SOLSONA
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