Hippipollas
Desde el 15 de Mayo del 2011 a hoy, he asistido a más manifestaciones de las que hubiera imaginado en mi vida. Paso más tiempo de activista en la red, que lo que hubiese creido nunca. Y he llegado a una conclusión. Cada vez estamos peor.
La estrategia que hemos tomado es equivocada. No somos el 99%. Si lo fuéramos, estaría solucionado de un plumazo. El problema es que somos el 1%+1%+1%+1%+1%…… Somos un cúmulo de individualidades, de egos encontrados y de contradicciones. Además de unos cuantos infiltrados que quieren destruir el movimiento. Todo revuelto.
Todo el movimiento, se ha rodeado de una serie de falacias:
1- Si formamos un partido político, nos corromperemos como ellos, porque el sistema está corrupto. A alguien no le interesaba que se le hiciera la competencia diciendo cuatro verdades. A alguien le interesaba que el pastel se lo siguieran repartiendo los de siempre. A alguien no le interesaba que surgiera un partido político nuevo, ilusionante, que trabajara para la gente y no para los bancos. A alguien no le interesaba que se tambaleara el bipartidismo con otro partido que no fuera parte de sus sucedáneos.
2- Esto se gana desde fuera del sistema. Si nos hubiéramos organizado como es debido y querellado contra los verdaderos responsables de la crísis, contra los que se han llevado indemnizaciones millonarias de tus ahorros, contra los que han hecho trato de favor a constructoras, promotoras y formaba parte de un consejo de administración que ha especulado con lo público, otro gallo nos hubiera cantado. Pero no interesaba.
3- Todos los políticos son iguales. Esta afirmación es la más peligrosa de todas. Ni todos son iguales, ni todos forman parte del entramado, ni todos están de acuerdo con lo que se está haciendo, ni todos son corruptos, ni todos son políticos profesionales. Y fuera de un país regido por la política, solo hay despotismo.
4- Vamos a regenerar la democracia. ¿Y como se piensa hacer? ¿Moviendo las manos en la calle? ¿Sin presentarse a unas elecciones? ¿Esperando que unos políticos sinvergüenzas, a los que les da igual que haya mil o mil millones manifestándose, tengan remordimientos de que lo que hacen afectan a la vida de “la plebe”?
Lo dicho, me siento un hippipollas. Y yo, ahora más que nunca, lo veo claro. Hay que atacarles donde más les duele. En el voto.
Sin olvidar la presión social de la calle, no hay que tener vergüenza de organizarse, montar una asociación o partido político si hiciera falta, denunciar, querellar, hacer campaña en contra de los que pretenden seguir con esta mierda y a favor de los que pretenden arreglarlo, hacer listados de medios afines y medios manipuladores. Hacer listas de las empresas que patrocinan a esos medios y hacer campaña de boicot contra ellas, hasta que dejen de patrocinarles.
Tenemos el poder del consumidor, el poder del ciudadano. Tenemos herramientas como internet. Tenemos la Asamblea Virtual. Aprovechém
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