- Poco interés en los ciudadanos por la comparecencia del presidente
- La mayoría creen que conocía perfectamente lo que hacía Luis Bárcenas
Parecía la aparición más esperada. Iba a ser el acontecimiento informativo del verano si no llega a ser por el accidente ferroviario de Santiago de Compostela. Quizás esa trágica noticia restó interés a la comparecencia a petición propia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el Pleno extraordinario del Congreso. Lo cierto es que apenas uno de cada 10 encuestados conocía lo que había dicho Rajoy frente a los diputados y el peor síntoma para la política española es que casi la mitad manifestaba que le importaba poco lo que tuviera que decir el presidente sobre su relación con el ex tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas puesto que sería mentira.
Mariano Rajoy asegura que no va a dimitir ni a convocar elecciones y que se equivocó al confiar en Luis Bárcenas. Lo cierto es que, pese a quepocos de los encuestados confían en que el presidente del Gobierno dice la verdad, no muchos le piden que dimita puesto que, cómo dice por ejemplo Alberto Brea, "todos son iguales". La mayoría cree que el jefe del Ejecutivo debía de haber comparecido antes ante el Congreso. "En el momento en que apareció todo este lío de Bárcenas", decía Irene quien prefería no revelar su apellido.
El tema Bárcenas era el más polémico y también el que más acuerdo generaba entre los encuestados. Pocos confían en la palabra del presidente quien dice haberse equivocado al confiar en él. Muchos comentaban que no había respondido a ninguna de las dudas que surgieron sobre su relación con el tesorero. Rafael Tardón, sin embargo, cree que los mensajes entre ambos publicados por EL MUNDO son prueba inequívoca de que Mariano Rajoy miente mientras que Encarna Moreal cree que todos lo hacen para "protegerse entre ellos". Jorge Jiménez, por ejemplo, no tenía ninguna duda en que el presidente sabía perfectamente lo que pasaba.
Paseando iban el matrimonio Pellicer cuando María vio la cámara y comenzó su argumentario que ellos eran apolíticos que no iban con unos ni con otros. Ella creía que el momento de decir la verdad era en esta comparecencia y confiaba en la palabra del presidente así como su marido Francisco. "El tiene que seguir con su mandato que para eso le hemos elegido", decía con su mujer a sus espaldas quien continuaba manteniendo la neutralidad de ambos. A Bárcenas le deseaban la peor de las suertes y esperaban que se lo "cargaran" lo antes posible.
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